quitarle los adornos superfluos
y declararlo blasfemo sin pudores
el lenguaje poético es un bufón disfrazado
hay que quitarle la solemnidad sobreactuada
despojarlo de seriedad inverosímil
hay que sacudirle el polvo de las bibliotecas célebres
arrojar a la basura los guiños condescendientes
divorciarlo de próceres y padrastros obsoletos
es absolutamente necesario desnudarlo de barroquismos inútiles
y llenarlo de lugares comunes
de sensaciones cotidianas y palabras cercanas
es menester poblarlo de emociones mundanas
y metáforas llanas